sábado, 11 de marzo de 2017

Mercaderes del Templo

Mi padre quien era feligrés de la congregación me cuenta que el pastor les decía “_Que iban a trasladar el servicio que daban en Templo Bíblico para otro lugar, mucho mejor_” y de la misma forma indicaban que en el Templo Bíblico ubicado en San José, continuarían dando consejería, atención a indigentes y otros servicios de los que puede ofrecer una iglesia cuando quiere emular los evangelios.

Mientras sucedía esto, se transaba lícitamente una venta por el precio de tres millones doscientos mil dólares registrados, donde la Asociación de Iglesias Bíblicas Costarricenses vendía el Templo Bíblico a una sociedad comercial, con el fin de transformarlo posiblemente en un puesto de venta o mercado.

Ya en algunos artículos de opinión, se ha escrito sobre el valor que tiene para la ciudad la arquitectura del Templo Bíblico y lo que representa para la historia de la iglesia evangélica. Según el historiador y arquitecto Andrés Fernández, se celebró la ceremonia para la colocación de la primera piedra, el 6 de mayo de 1928, la obra estuvo a cargo del arquitecto costarricense José María Barrantes Monge, quien también hizo infraestructuras de la época tales como: la Escuela Juan Rafael Mora en el Paseo Colón, la Iglesia Santa Teresita del Niño Jesús, la Iglesia de Desamparados, el Aeropuerto de La Sabana (actual Museo de Arte Costarricense), la Iglesia La Dolorosa, entre muchas otras obras de este reconocido arquitecto, de quien lleva el nombre el Premio Nacional de Arquitectura.

El templo comenzó sus labores de servicio el 03 de enero de 1930 y lo fue hasta que lo vendieron con el silencio cómplice de los pastores y artimañas para distraer a los fieles. Así se inició el proceso de desmantelamiento a vista y paciencia de los inspectores municipales.

Los transeúntes que caminamos por la avenida 4 en la intersección con la calle 6, nos extrañamos y frustramos al ver otro edificio histórico de la ciudad de San José, en proceso de desintegración a causa de la despreocupación. De qué sirve cambiar los lemas y distintivos de la ciudad de San José, cuando no se le da importancia a su historia, ni a su memoria.   

Podría resultar que el Templo vendido quede eliminado de nuestra historia, como lo fue la Biblioteca Nacional transformada en parqueo, el Obelisco del Paseo Colón desaparecido o el Palacio Municipal y casas de expresidentes. Hemos visto como a través del tiempo se va disipando la historia de nuestra ciudad, perdiendo su identidad por el menosprecio a nuestras raíces y nuestros valores.

En noviembre de 2016 el regidor Gustavo Martín Fernández presentó una moción al Concejo Municipal de San José, para apoyar los trámites de declaratoria de interés patrimonial e histórico al edificio del Templo Bíblico, ante la oficina del Ministerio de Cultura y hoy sigue en la lista de mociones pendientes del Concejo Municipal, mientras avanza la desaparición de un Hito Arquitectónico de la ciudad de San José.

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